viernes, 7 de mayo de 2010

Aveiro, el descubridor de los sentidos

La primera vez que fui consciente de que en mis viajes iba con las aletas de la nariz abiertas, intentando aspirar y llevarme aromas, fue en Aveiro.

Llegamos prácticamente a la hora de comer que, tengo que decir, es bastante más pronto que en España (al menos a lo que yo estoy acostumbrada). Buscábamos un Restaurante que aconsejaba una guía, emplazado en un mercado. Dimos con el mercado...



¡Los Mercados me chiflan! Se me activan aquí el sentido de la vista y del gusto, pues los colores y las formas evocan a sus sabores en mi paladar... las naranjas y su olor a cítrico y ese sabor entre ácido y dulce; las rojas manzanas, que me gusta más verlas que comerlas; los dulces melones; las deliciosas patatas blancas y suaves, que me recuerdan a las gallegas; los champiñones, con ese olor a tierra...


Pero no dimos con el restaurante. Así que aquí se activa el 6º sentido que tiene mi marido para encontrar buenos sitios ¿cómo lo hace?... es un misterio, "tienes un don" -le decimos todo el mundo.





Como no podía ser de otra manera, en el que entramos comimos de maravilla.

Tras la comida iniciamos un paseo, que practicamos cada día en cada viaje, con el propósito de "bajar la comida", éste nos llevó en primera instancia a probar el más exquisito café que hemos probado jamás, en una taberna chiquita ...





El café portugués es una delicia, para los que son cafeteros, e incluso para los que no lo son, diría yo. Es fuerte y su aroma penetrante. Lo sirven en tazas pequeñas, pero si lo quieres más grande, también puedes pedirlo. A mí me gusta en taza grande, y con leche pero en honor a la verdad, en Portugal me los tomaba en la pequeña... y solos.



























y en segunda instancia en la Avda. 5 de outubro se abre a la vista un mundo de color en sus casas "art noveau"
















y descubrimos que sumando al olor a café, los pasteles... ¡montemos en barca mejor!








El paseo en barca, aunque no fue demasiado espectacular, fue agradable y relajante, algo que nunca está de más tampoco en un viaje.

2 comentarios:

  1. En Aveiro no hemos estado y me han entrado ganas de ir por ese café tan delicioso que dices tienen. Otra cosa que tenemos en común es que nos gustan los mercados. ¿Conoces el de la Boquería, en las Ramblas de Barcelona? Es un buen lugar para que un día quedemos.
    Ah!, una cosa; a mi también me gusta más ver las manzanas que comerlas y es que la típica manzana para desayunar que llevaban algunas compañeras de trabajo me sonaba a régimen, jajaja.

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  2. Pues a Aveiro tienes que ir. El café y sus pasteles son un "imperdible", pero también la ciudad, ¡preciosa!
    En Barcelona estuve de joven, hace ya muuuchos años. Un mercado.. sí... un buen sitio para quedar

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